¡Qué estrés carajo! Ya estoy
del otro lado, que alivio siento. Lo que no mencioné antes por miedo a que
fueran a leer mi libreta aquellos policías, in a way i wrote thinking that it
could happend, es que en lo primero que pensé fue en pedirle a mis papás que me
hicieran un depósito temporal sólo para imprimir mi estado de cuenta. Muchas
veces es obvio, pero en un país donde 99 de cada 100 respuestas es dinero, poco
parece importar de dónde viene o cómo lo obtuviste. Mi mamá sólo tenía
disponibles catorce mil pesos, algo así como mil dólares, y el plan ideal hubiera
sido esperar a que mi papá consiguiera algo más para probar esta disponibilidad
de efectivo pero eso no sería tan sencillo. Decidí probar suerte por segunda
vez con el pretexto de que al día siguiente regresaría con un depósito mayor si
aquel no les satisfacía y que venía a recoger mi caja de pan tradicional de
Tecate que había comprado para mi prima Lola con la que me pensaba encontrar
una vez cruzada la frontera. La historia fue totalmente diferente. No hice ni
un minuto de fila, en la oficina de los permisos habían cambiado de turno, me
atendió un policía joven que me hico un par de preguntas a las que respondí
correctamente y no vi a ninguno de los que me habían atendido antes. Mi caja de
pan estaba sobre un mesa pegada a la pared trasera, abierta. Ya había empezado
la pregunta sobre ella cuando me di cuenta de que se la estaban comiendo, así
que sólo hice un comentario diciendo que aquella caja era mía aunque mi voy y
mi expresión comunicaban más bien sumisión y miedo a que aquel miembro de la
CBP (Customs and Border Protection) revocara lo que parecía hasta ese momento
una respuesta afirmativa a mi permiso de seis meses. Al final me lo entregó
tranquilamente y yo salí también tranquilamente intentando disimular la inmensa
alegría que llevaba por dentro, de nuevo como si un movimiento en falso pudiera
echar para atrás mi logro.
Hubo una confusión sin embargo,
cuando él me preguntó si pensaba vivir seis meses con 1 400 dólares, dijo “fourteen
hundred” que con el nerviosismo yo pensé que él se estaba confundiendo y
pensaba que tenía 14 mil dólares. Pero el “fourteen hundred” sólo era una
conversión rápida que él hizo dividiendo la suma en pesos entre diez para hacer
dólares. Según mis planes yo iba a decir que ese era sólo mi dinero disponible
por el momento pero que eventualmente recibiría más; sin embargo, eso le bastó,
y parece que respondí el resto de las preguntas atinadamente y creyó que con
eso iba a vivir. Ese dinero no es mío, pero si no trabajo legalmente o me
aviento a trabajar sin papeles, puede ser que en los seis meses gaste muchísimo
menos que eso. Ahorita estoy a unos cuantos metros de la línea esperando a mi
prima para ir a San Diego. Nuestro punto de encuentro es un “Jack in the box”,
un fast-food parecido a McDonalds, así que tuve que pedir una cheeseburguer
para poder esperar aquí porque hay un letrero de no merodear; supongo que para
los vagabundos, porque hay muchos. Esmpecé a escribir esta nota hace un rato, y
cuando finalmente me disponía a comer mi hamburguesa, encontré que había mucha
lechuga y jitomate pero ¡no carne! Pensé en comérmela ya así, pero aquí en EEUU
el cliente es primero así que fui a que me la cambiaran.
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