Luego Indira me llevó a misa con un padre de la orden de los “Misioneros del Espíritu Santo” que parecía muy joven, traía el cabello alborotado hasta los hombros, bajo el hábito se le alcanzaban asomar unos tennis y unos jeans bastante usados y hablaba con mucha energía, poniendo ejemplos de películas de caricatura e interactuando con la gente preguntando sobre las lecturas o la interpretación del Evangelio. Después dimos una vuelta por el centro de Tijuana, la Avenida Revolución, la zona roja y finalmente fuimos al ancestral punto de encuentro y uno de los bares más tradicionales y antiguos de la ciudad: El Dandy del Sur. Este bar parece conservar la decoración de sus años de apogeo en las décadas de 1970 y 1980, o tal vez de 1940 y 1950; con sus luces de neón al exterior, mesas bajas en el interior y una enorme barra donde se abarrota la clientela que me tocó ver más bien conformada por mujeres. La barman también era una mujer gorda. Yo pedí un caballito de tequila con una cerveza Tecate, y luego un Don Pedro con Coca, lo que boicoteó mi plan de boicotear a la Coca. Indira pidió una piña colada y luego una margarita bien cargada que terminé tomándome yo.
5 febrero
Ayer estuvimos dando vueltas por Tijuana, fuimos a conocer las orillas del lado este de la ciudad y nos fuimos hasta Tecate en donde dimos una vuelta por el tranquilo centro del pueblo, compramos pan dulce tradicional y pasamos por un lado de la cervecería Tecate que ocupa como dos cuadras. Me dijo Indira que el pueblo había recibido su nombre de la cervecería y no al contrario. En seguida pasamos por los barrios ricos junto al mar, “Playas de Tijuana” se llama, paseamos por el malecón y vimos las rejas en la playa que separan los dos países. El largo malecón, igual que la Avenida Revolución están llenos de locales vacíos cuyo apogeo acabó con el recrudecimiento de las medidas de seguridad en las fronteras de EEUU después del ataque a las torres en 2001. Sin embargo los pequeños comercios parecen querer florecer de nuevo con la creciente clase media tijuanense. Esa clase media no es, por mucho, la mayoría de la población, la cual está localizada más bien en los cinturones de pobreza que rodean todo el centro de la ciudad. Colonias y colonias una tras otra de vulnerables casitas acomodadas en las faldas de los cerros.
Ayer estuvimos dando vueltas por Tijuana, fuimos a conocer las orillas del lado este de la ciudad y nos fuimos hasta Tecate en donde dimos una vuelta por el tranquilo centro del pueblo, compramos pan dulce tradicional y pasamos por un lado de la cervecería Tecate que ocupa como dos cuadras. Me dijo Indira que el pueblo había recibido su nombre de la cervecería y no al contrario. En seguida pasamos por los barrios ricos junto al mar, “Playas de Tijuana” se llama, paseamos por el malecón y vimos las rejas en la playa que separan los dos países. El largo malecón, igual que la Avenida Revolución están llenos de locales vacíos cuyo apogeo acabó con el recrudecimiento de las medidas de seguridad en las fronteras de EEUU después del ataque a las torres en 2001. Sin embargo los pequeños comercios parecen querer florecer de nuevo con la creciente clase media tijuanense. Esa clase media no es, por mucho, la mayoría de la población, la cual está localizada más bien en los cinturones de pobreza que rodean todo el centro de la ciudad. Colonias y colonias una tras otra de vulnerables casitas acomodadas en las faldas de los cerros.
[1] La Madre Teresa, al ver la miseria que se vivía en la antigua capital del British Raj (nombre que se le dio al Imperio Británico que comprendía los territorios que conforman hoy los países de Paquistán, India y Bangladesh) y ante la impotencia de ver tanta pobreza, dedicó su vida a ayudar a morir a aquellos que no tenían a nadie en sus últimos momentos, brindándoles compañía y aliento para quitar el miedo a la muerte y ayudar a dar este último paso.
Hola Emilio...¡felicidades por tu blog!...y muchas gracias por incluirme en él...
ResponderBorrarHa sido un gusto tenerte en mi tierra, vuelve pronto :)