Entre las muchas cosas que
aprendió el Grillo en su vida está la habilidad para tratar a la gente, incluso
a los más difíciles, gracias a la experiencia propia de vivir en la calle y a
las muchas situaciones a las que este tipo de vida puede llevar. Una vez, para
no pagar estacionamiento de tráiler que es bastante caro, se las ingenió para
que un grupo de malandros en la frontera sur de México le cuidaran su tráiler y
su carga mientras él dormía tranquilamente, o no sé si tan tranquilamente. Les
había invitado un poco de drogas, pero sobre todo, les había hablado en su
lenguaje, directo y desde la misma altura. Hay muchas veces que un escenario
puede tornarse a favor con el simple hecho de dar dignidad a la otra persona y
el respeto de un igual. Tener miedo en estos casos puede ser tomado como
ofensa, un detonante de violencia como consecuencia del miedo que se traduce en
rechazo o al contrario provocado por alguien o por alguienes desconocidos.
El Grillo también me explicó cómo
en la misma frontera se puede encontrar gente que si te ve muy jodido se
solidariza y te da una esquina en su cantón[1].
Por fin entendí de dónde nació esa expresión de solidaridad con otra persona.
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