Dos semanas intensas de viaje. En medio día estaré de vuelta
en San Francisco con mi chica, lo más parecido que he tenido a un hogar durante
estos últimos cinco meses.
De habérmelo contado, no hubiera creído que me podría
impresionar tanto con esta ciudad. Sus museos, la majestuosidad de sus
edificios, las vistas del lago Michigan junto al cual se levantan los cientos
de rascacielos. El frío repentino y las altas temperaturas del verano están
marcados por la permanente humedad y una atmósfera bochornosa es muy común
aquí.
Lo primero que hice fue conseguirme una bicicleta en la que
pudiera irme diario desde “La Villita” donde vive mi tía Nora, uno de los
barrios latinos (casi mexicanos) hasta la orilla del lago en donde está el
centro de la ciudad y la mayoría de los museos.
Mi tía se preocupaba mucho, no quería que me fuera sólo y prefería llevarme en carro. La fui persuadiendo poco a poco de que me dejara
ir. Prefería hacer un poco de ejercicio y no quitarle tanto tiempo a ella
llevándome y trayéndome, además de que así quemaríamos menos gasolina. Le dije
que esa era la forma en que yo voy conociendo las ciudades y sus barrios, su
gente y el carácter de la ciudad. Caminar también me gusta mucho pero su casa
está muy lejos del centro para ir y venir diario.
El primer lugar que visité fue el planetario, donde vi los
avances científicos en el camino a la colonización de Marte que me dejó más
claro el razonamiento de aquel muchacho que conocí en Santa Rosa cuya meta en
la vida era ser uno de los primeros colonos de Marte. Él sólo está esperando la
convocatoria para aplicar, mientras aprende técnicas de supervivencia como la
agricultura y la vida en la naturaleza.
Andaba de viaje en bicicleta haciendo un tour por todo Estados Unidos,
durmiendo en hamacas
amarradas a los árboles.
Había también una maqueta de la Tierra completa y en forma
de esfera de más de un metro de diámetro en donde se podían apreciar las
cadenas de montañas representadas a escala, ríos y condiciones climáticas
señaladas con distintos colores. Alguna vez pensé que tenía poco sentido la
manera caprichosa en que los países delinearon sus fronteras, pero conociendo
la geografía un poco más, esto se puede entender mejor. Chile por ejemplo, es
un país muy largo y muy delgado, pero está separado de Argentina por una
barrera natural provocada por el choque de dos placas tectónicas que elevan
dramáticamente toda la cadena de montañas de los Andes. También ahora entiendo un poco mejor porqué los
ferrocarriles son tan ineficientes en México, con ese territorio tan irregular, sierras por todos lados, pura
montaña.
Pero lo que más me impresionó fue la historia del Universo,
la manera en que se descubrió que se está expandiendo y el misterioso concepto
de la materia gris y la consecuente energía gris que provoca.
Según la teoría del Big Bang, la más aceptada actualmente,
el Universo tiene unos 13.7 miles de millones de años, o 13 700 000 000 años,
que fue cuando a partir de un punto tan denso y con tanta energía como para
contener toda la materia existente en el Universo, empezó a expandirse. La
mayor parte del Universo conocido se formó en los primeros segundos, en el que
átomos y partículas subatómicas empezaron a organizarse y a formar galaxias y
estrellas que en el curso de la evolución del Universo han nacido y han muerto,
pero dejando a su paso una estructura más organizada de la materia. Esto se
debe a que las grandes presiones en los núcleos de las estrellas dan lugar a
nuevos elementos más complejos y pesados como los metales.
Nuestro Sol por ejemplo, una estrella de tamaño mediano, tiene apenas unos 3.5 mil millones
de años de edad, y debido a sus características, se cree que está más o menos a
la mitad de su vida. Suponiendo que es de él de donde surgió nuestro planeta
Tierra, podemos calcular que la Tierra tiene más o menos la misma edad. Esta Tierra
tan grande, con tantos paisajes, el milagro de la vida, y de cosas tan sublimes
como haber tenido la posibilidad de tener las condiciones para dar paso a la
evolución de las plantas y animales y seres capaces de sentir amor, alegría,
euforia, nostalgia, tristeza y odio; sólo es uno de una decena de planetas en
nuestro Sistema Solar, entre los millones que existen en nuestra galaxia la Vía
Láctea, que está localizada en un clúster de galaxias, es decir una agrupación
de galaxias de las cuales también hay millones. Simplemente tratar de imaginar
lo que significan las dimensiones espaciales es desbordante. Así que no
entiendo cómo podría no haber vida en otro lado. Seguro que hay. Yo supongo que, así como las civilizaciones en la Tierra se
fueron dando a un cierto tiempo en distintos lugares, en el Universo habrá
otras civilizaciones tal vez un poco más avanzadas, tal vez un poco más atrasadas,
tal vez extintas por una catástrofe natural o si no supieron administrar sus
recursos y cuidar de su planeta, o en el mejor de los casos viviendo
prósperamente en paz y buscando el bien común. Pero todos esos procesos desde
el Big Bang, han tenido un impacto en la posibilidad para que se dieran las
condiciones de la vida como la conocemos nosotros, que a su vez evolucionó
desde los primeros organismos más simples formados por una célula hasta lo que
conocemos hoy.
La vida en nuestro planeta se estima que inició hace 1.7 mil
millones de años, más o menos a la mitad de la edad actual de la Tierra, los
dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años (o 0.065 mil millones de
años), y el hombre está pisando este suelo desde hace sólo 100 mil años (o
0.0001 miles de millones de años); pero ¡pisando fuerte!
Si
la edad del Universo estuviera representada en una línea de 100 metros, la edad de la Tierra equivaldría a 25 metros, a la historia de la vida le corresponderían 12 metros, los dinosaurios se
habrían extinto hace 0.47 metros, y el hombre tendría en la Tierra
aproximadamente 0.0007 metros, poco más de medio milímetro.
Muchos
de los conceptos que hace falta conocer para entender mejor en el Universo
están en la famosa fórmula matemática E=mc2 de Einstein, en el que E
es la energía, la m es materia, y la c representa la constante de la velocidad
de la luz (390 mil kilómetros/segundo). La luz de las estrellas y otras formas
de energía que viajan en el Universo son partículas que se llaman fotones y que
viajan en forma de ondas con una velocidad determinada. A diferencia del
sonido, que son ondas que viajan a través de la materia (en el espacio no hay
sonido porque no hay aire donde viaje, esta “vacío”); la luz y la radio si
viajan en el espacio.
Lo
interesante es que no todas las ondas tienen la misma energía, y esto se debe a
sus características físicas de amplitud y longitud. La luz visible viaja de
esta manera, pero la diferencia entre un color y otro está deteminada por la
diferencia entre amplitud y longitud de sus ondas.
Si
no hay energía (luz) no hay colores (obscuridad, negrura). Los colores que
nosotros vemos es gracias a esas ondas de luz que llegan a nuestros ojos y que
forman el espectro visible que se ve en los arcoiris. En resumen, el color café
de la madera lo vemos porque es luz solar (o artificial) que rebota en el
material y le da un color en nuestros ojos. En la realidad no existen los
objetos de colores. Sólo lo que nosotros percibimos gracias a la energía que
sale del sol, la luna o algún foco, que rebota en la sandía y la hace ver roja,
o en la planta y la hace ver verde. Pero los colores están en la luz, y por eso
es que si se refractra la luz solar, resulta en un arcoiris. Ahí es donde
viajan los colores. O algo así.
Ahí es donde está el secreto de la expansión del Universo.
Cada estrella, dependiendo del tipo al que pertenece, genera una gama de
colores; las más jóvenes son blancas y muy brillantes, generalmente más
pequeñas y densas pero con mucha energía. Las estrellas que están a la mitad de
su vida como nuestro Sol tienen una tonalidad amarilla y las reacciones
químicas provocan un crecimiento considerable en su tamaño. Por último, las
estrellas más viejas se convierten en gigantes supernovas, tornándose rojizas
pero con menor brillo y un gran tamaño. Cuando nuestro Sol llegue a esta edad, su
tamaño habrá aumentado lo suficiente como para tragarse la órbita de la Tierra
pero no es algo que tenga que preocuparnos por el momento. Faltan un par de
miles de millones de años.
Es así como se descubrió que el Universo está en continua expansión,
encontrando que las ondas emitidas por estrellas muy lejanas estaban alargadas,
desfasándose en el espectro visible. El siguiente diagrama muestra la gama de
colores del arcoíris, siendo el violeta la onda con más energía, y el rojo la
onda con menos energía. Arriba del violeta, viene el ultravioleta, y luego
otras ondas como rayos X, rayos Gamma, etc. Abajo del rojo, viene el
infrarrojo, y otras ondas entre las que está la de radio casi al último. Por lo
tanto, la onda que hace miles de años fue emitida por una estrella dentro del
espectro visible, con la expansión del Universo esta onda se alargó y pasó a un
rango de menor energía. Ahora, cuando nos llega la luz de alguna estrella
lejana, viene acompañado de rayos infrarrojos que no corresponden a la luz que
una estrella podría emitir, pero en el camino se alargaron, perdieron energía,
y nos llegaron a la Tierra en forma de infrarrojo. Y de hecho el Universo está
lleno de rayos infrarrojos, lo que sugiere que son ondas que en algún momento
fueron emitidas como luz visible, alargándose y convirtiéndose poco a poco.
Es
importante entender que no se está creando más espacio, sino que el que hay se
está expandiendo que es distinto. Misma cantidad de materia, misma cantidad de
energía, y según eso, la expansión fue casi instantánea en el momento del Big
Bang, luego empezó a desacelerar y desde a hace unos pocos miles de millones de
años la velocidad de expansión está aumentando de nuevo por razones
desconocidas.
La
materia gris es puro misterio. Se cree que más del 90 por ciento de la materia
y aproximadamente un 70 por ciento de la energía en el Universo está compuesta
por este tipo de materia que no se puede ver pero cuyos efectos si se perciben,
sobre todo en el equilibrio gravitacional. Gracias a esta energía es que existe
un equilibrio entre estrellas y galaxias que no podrían mantenerse juntas de
otra manera. La fuerza de gravedad del Sol puede ser suficiente para mantener a
la Tierra en órbita, pero la estrella más cercana a nuestro Sistema, Próxima
Centauri, está a 4 mil años luz. La distancia entre estrellas es muy grande
para que la gravedad las mantenga unidas en galaxias y a las galaxias en clústers
de galaxias, para lo que la única explicación sería una presencia de una fuerza
desconocida ejercida por la materia gris, o la otra opción en la actualidad es
derrumbar toda la teoría de la relatividad de Einstein y declararnos en la más
profunda ignorancia. Al parecer, la comunidad científica se queda con el
misterio de la materia gris.
A
este punto llega lo poco que sabemos sobre el Universo y sobre nosotros mismos.