miércoles, 30 de enero de 2013
LA SALIDA
Llevo dos días de retraso de acuerdo al plan inicial, aunque finales de enero era la fecha en la que quería salir. Está bien porque terminé mi diplomado y tengo dos semanas libres.
Tuve miedo, más de lo que recuerdo en otras ocasiones. ¿Miedo de qué? ¿Al fracaso? ¿Por la inseguridad? No sé. Pero hasta llegué a pensar en la posibilidad de despertar el día de mi salida con una pierna paralizada o algo así que me provocara cancelar el viaje. Hasta hace una semana seguía sin saber cómo irme, seguí buscando un aventón directo hasta Tijuana pero no encontré. Decidí venirme con mi papá a Maravatío y de aquí jalar para Guadalajara, Tepic, Mazatlán, Culiacán, Mochis, Guaymas, Hermosillo, Santa Ana, Caborca, Sonoyta y llegar a San Luis Río Colorado donde me quedaré con Carolina, una chica de Couchsurfing, y su familia. Ayer y antier estuve pensando mucho en el viaje y en lo vulnerable que desde una posición cómoda parece todo esto. Cada vez sentía una opresión en el pecho pero sabía que cuando diera el último beso de despedida todo eso se acabaría, mis sentidos se agudizarían al máximo, mi mente haría uso de toda su capacidad para lograr mi objetivo, mi cuerpo me daría un rendimiento sobre lo que estoy acostumbrado, y sobre todo pondría el 100 por ciento de concentración en cada cosa que hago. De hecho sólo porque lo estoy reflexionando para escribirlo y esa es la finalidad primaria que me animó a comenzar este blog.
Sobre todo no me dejé opción, salida. La decisión de irme a California la tomé el 30 de septiembre pasado, cuatro meses atrás cuando estaba por regresar de España a México. Luego hubo otras cosas que hubieran podido cambiar el rumbo de todo esto como mi trabajo en la Reserva de la Biósfera Sierra Gorda, pero al haber perdido ese trabajo después de tanto esfuerzo, decidí continuar con mi plan; entre otras cosas para estar con Audrey. Luego las primeras semanas de este mes tuvimos algunos desacuerdos fuertes Audrey y yo, lo que en ningún momento me hizo pensar en la posibilidad de cambiar de opinión pero sentí como si un enorme pilar que soportaba todo mi plan se tambaleara, eso me desestabilizó mucho, aunque también me motivó a fortalecer más el plan por otros puntos.
Al contrario de lo que hubiera querido, varias veces llegué a pensar en agarrar un autobús a Guadalajara que me ayudara a dar el primer jalón. Al final me impuse al miedo después de largas caminatas en Acámbaro como despidiéndome de todo y pensando en cosas que me gustaría hacer cuando regrese como visitar a aquél señor que conocí ayer, trabajaba como vigilante en el tren y era alcohólico. Un día unos salvatruchas lo aventaron del tren y cayó de cabeza, se le paralizó la mitad derecha del cuerpo y su sistema nervioso quedó atrofiado. Ahora vive en una casa de dos cuartos, sólo a la orilla de las vías del tren y siempre que pasa el tren él les mienta su madre. Pero los atardeceres desde su casa se ven magníficos.
En el camino de Acámbaro a aquí (Maravatío), hermosa mañana, intenté grabar los paisajes en mi cabeza. Espero ver otros bonitos en los Estados que voy a cruzar.
Etiquetas:
el camino
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