viernes, 8 de marzo de 2013

Autobus Santa Rosa - San Francisco


Ayer me fui a la cama con una enorme angustia que no me dejó dormir.

Voy camino a San Francisco. Tuve que caminar un rato para llegar a la estación de autobuses y terminé por toparme con una mujer en el camino que parecía trasvesti con mucho perfume barato que me dijo que estaba realmente muy lejos y me dió el dinero del pasaje. Me ahorró una caminata como de dos horas que estaba haciendo con muy poco ánimo. En la estación de Santa Rosa otra vez me puse a observar cuánta gente jodida vagabundea por las calles. No son exactamente vagabundos, sino más bien gente que va por ahí sucia, con el cabello brilloso de que no se han bañado en varios días y con bolsas de plástico llenas de baratijas. Es como gente que vive por ahí en algún agujero, mantenida por el gobierno o por familiares y que no sabe que hacer o no encuentra el sentido de hacer algo. Como no alcancé a desayunar tuve que cortar el pan que había horneado para llevar a casa de Audrey y me hice un sandwich con un huevo cocido que llevaba en una bolsa de papel de las de pan y en eso llegó un niño acompañado de su mamá a sentarse a mi lado a esperar su autobús. No sé si me veía muy destruido, cabizbajo, necesitado o qué, pero el niño me dió un nuguet de pollo de una bolsa de Burguer King que traía. Supe que era Burger King porque tenía puesta la corona esa de cartón que les dan cuando compran un menú de niños. De haber sido de cualquier otra persona probablemente me habría ofendido o avergonzado pero ese gesto venido de un niño de unos ocho o nueve años que me compartió su comida pensando en que podría hacer algo para mejorar mi situación me conmovió profundamente. Más aún, cuando luego de unos minutos me preguntó a donde iba y le dije que a San Francisco, entonces sacó otro nuguet de su bolsa mientras yo miraba para otro lado y lo puso en mi pierna para llamar mi atención. Yo voltée y el niño justo antes de pararse e irse con su mamá me deseó "buena suerte" (good luck).

Esos pequeños detalles de la vida te pueden cambier el humor de un momento a otro recordándote que hay un mundo allá afuera como para que nos quedemos ahogándonos en nuestros pequeños problemas. De todos modos no somos más que un respiro en la historia humana, mejor que sea un respiro de alivio. 

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